Dos mil quinientas toneladas de tapones de corcho terminan cada año en la basura en España según la estimación de Recycled Cork, una iniciativa que pretende reutilizar este enorme volumen de material en la construcción sostenible.
Su primer gran proyecto es llegar a reciclar 60.000 tapones con los que obtener al menos 10 de los 30 metros cúbicos necesarios para aislar las paredes de la vivienda Azalea, una típica barraca valenciana pasiva (ecológica y de máxima eficiencia energética) que un equipo de 32 alumnos de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) está ahora construyendo y que presentará en el concurso Solar Decathlon 2019.
“El corcho es el aislante más ecológico y sano, y el que ofrece un mayor rendimiento”, sostiene Joaquín Edo, impulsor del desafío que propone Recycled Cork. El propósito final de esta idea es impulsar el uso de este material en la edificación, hasta ahora limitado debido a que es caro en origen, pero que un reciclado masivo podría abaratar drásticamente los costes.
Emiliano López y Mónica Rivera son dos de los ya numerosos arquitectos que emplean el corcho en sus diseños, como muestran las dos casas que levantaron el pasado año en Palafrugell (Girona), completamente recubiertas de este producto, y por las que fueron galardonados en el Barcelona Building Construmat (BBC).
“Poco a poco, la sociedad va redescubriendo el valor de los materiales naturales –asegura Emiliano López–. Con el uso del corcho y la madera se compensa gran parte de las emisiones de dióxido de carbono que genera la construcción, ya que se contrarrestan con la transformación de dióxido de carbono en dioxígeno, que estos árboles produjeron mediante fotosíntesis en el bosque”.
La reducción de gases nocivos es solo una de sus propiedades. Estas son las otras:
- Respeta el entorno. El corcho se obtiene de la corteza del alcornoque cuando el árbol tiene al menos 35 años. No sufre ningún daño y recupera su cobertura en 9 o 10 años.
- Resulta muy ligero y tiene una densidad baja, por tanto es muy manejable y permite varias capas de material para lograr el grosor más conveniente.
- Su impermeabilidad le hace óptimo para soportar humedades recurrentes. Por algo los tapones de botella siempre han sido de corcho.
- Aguanta muy bien la presión, recuperando casi por completo su volumen inicial. Eso hace que resista el uso sin apenas desgaste.
- Se coloca con facilidad en las superficies lisas ya que los huecos que se abren entre sus células producen un efecto ventosa.
- La principal ventaja es su capacidad de aislamiento térmico y acústico. Precisamente su estructura química, con células muy unidas entre sí, hace que el corcho, además de ser poco poroso, tenga una baja capacidad para transmitir el calor. Al mismo tiempo, su flexibilidad genera un efecto esponja que absorbe las vibraciones, amortiguando los sonidos.
¿Dispuesto a reciclar tus tapones?