IV edición de los premios Holcim: concurso mundial por la construcción sostenible

No hay crecimiento ni futuro sin preservar el medio ambiente. Esta máxima llevó a la multinacional de materiales de construcción Holcim Ltd., afincada en Suiza, a crear en 2003 una fundación que fomentara la investigación y los avances técnicos para que desde la arquitectura, la ingeniería, el urbanismo y la construcción se ofrecieran respuestas sostenibles e innovadoras a los desafíos medioambientales y socioeconómicos.

Con ese propósito, la Holcim Foundation for Sustainable Construction organizó hace cuatro años un concurso mundial para que participaran proyectos de expertos y de jóvenes profesionales de todo el mundo. El pasado 1 de julio se abrió el plazo de inscripciones de la IV edición de estos galardones, convertidos en los más prestigiosos en construcción sostenible.

El concurso está dividido en dos etapas que se inician una vez concluido el periodo de inscripción (31 de marzo de 2014). En una primera se seleccionarán los mejores proyectos Regionales (de Europa, Asia-Pacífico, África-Medio Oriente, Norteamérica y Latinoamérica), que se conocerán en noviembre de 2014. Después, esas cinco propuestas competirán por obtener el galardón Global: el resultado se hará público en marzo de 2015. En total, los ganadores se repartirán dos millones de dólares en premios.

Asimismo, existen dos categorías en los Holcim Awards:

  • Principal, abierta a profesionales expertos (arquitectos, planificadores, ingenieros, propietarios de proyectos, constructores y empresas de construcción).
  • Next Generation, dirigida a jóvenes profesionales y estudiantes universitarios.

“Estos premios son una oportunidad increíble también para gente joven que quiere aportar diferentes soluciones a desafíos compartidos” Afirma el arquitecto Mario Botta, miembro del jurado de los Holcim Awards.

Los cinco aspectos clave que evaluará el jurado internacional serán:

    1. Progreso: cambio cuantificable y transferible.
    2. Gente: estándares éticos y equidad social.
    3. Planeta: calidad ecológica y conservación de energía.
    4. Prosperidad: desarrollo económico y compatibilidad.
    5. Proeficiencia: impacto contextual y estético.

Esas cualidades son las que se apreciaron, por ejemplo, en el proyecto de la estación central de Stuttgart, ganador global del primer concurso (2006). La obra creaba una nueva área urbana, mimetizando el desarrollo urbanístico con el paisaje, y en el que las líneas ferroviarias y los trenes se transforman en una parte atractiva del mobiliario urbano.

En la II edición, la iniciativa para recuperar el río y la medina de la ciudad de Fez obtuvo el premio principal. El histórico corazón de esa localidad marroquí había sufrido un progresivo deterioro sobre todo por la grave contaminación de su arteria fluvial. Nuevos sistemas de depuración, de canalización y de recogida de residuos, y una remodelación global de la rivera y de los edificios anexos han logrado dinamizar la zona, tanto por la mejora de la calidad de vida como por la atracción de nuevos negocios y comercios.

La escuela secundaria con sistema de ventilación pasiva de Gando, en Burkina Fasso, una propuesta mucho más modesta que la estación de Stuttgart o que la actuación en Fez pero igual de innovadora, se hizo con el galardón más importante en la última edición de los premios. Aportaba un método de construcción de bajo coste y con el que se logra mantener una climatización natural del edificio por debajo de las altas temperaturas de la región. El sistema está utilizándose para extender la red pública de escuelas en uno de los países más pobres del mundo.

Progreso, construcción y sostenibilidad, una fórmula que proyectos como estos demuestran que es absolutamente factible, además de imprescindible. La arquitectura y la ingeniería están tan solo comenzando una revolución que hará de las ciudades del futuro lugares más habitables, más atractivos, más baratos y más respetuosos con el medio ambiente.

 

 

 

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