Dos de cada tres nuevos hogares apuestan por el alquiler

Dos de cada tres nuevos hogares eligen la vivienda de alquiler. Una afirmación que implica un importante cambio en la mentalidad de las familias españolas, ya que tradicionalmente la apuesta por la casa en propiedad era masiva. Pero año a año esta realidad va cambiando como demuestra la estadística de Eurostat: si en 2014 el 21,2% del parque español de viviendas era en alquiler, en 2017 ya alcanzaba el 22,2%. Y el proceso ahora podría estar acelerándose para ir convergiendo hacia el 30% de media europea, un porcentaje aún alejado del español.

Así lo indica el Estudio sobre perspectivas del mercado de la vivienda en España, que la firma Anticipa presentó en la feria Barcelona Meeting Point. La gestora inmobiliaria cifra en 552.000 el número de contratos anuales de alquiler en vivienda principal para 2017, que a cierre de 2018 podrían ascender hasta los 566.00. Y esta cifra escalará en los próximos dos años hasta alcanzar los 594.000 para el 2020.

La libertad millennial estimula el alquiler

Las renovaciones de contratos siguen siendo el motor del alquiler español. Pero el número neto de nuevos contratos es cada vez mayor entre los nuevos hogares, de hecho dos de cada tres apuestan por el alquiler según datos de Anticipa. Así, el 38% de los menores de 40 años viven de alquiler. Y este porcentaje espera incrementarse en los próximos años a medida que el conjunto de la generación millennial se independice.

En la sociología generacional hay consenso al afirmar que los nacidos entre 1982 y 1999 son más reacios a establecer ataduras financieras, como las derivadas de las hipotecarias. Y esta mayor apuesta por la libertad individual, por ejemplo para cambiar de lugar de residencia por razones laborales o personales, es la que también estimula el mercado de alquiler.

¿Nuevo escenario, nuevas reglas?

La pregunta que lanzan algunos expertos es si el sector del alquiler español está preparado para responder al nuevo contexto de demanda. Desde Anticipa se califica el sector como “heterogéneo”, y el dato es revelador: el 95% de la oferta está en manos de particulares frente a la media en Europa que esta empresa sitúa en el 65%. Para entender la atomización del sector también puede servir el dato de que en 2016 la Agencia Tributaria registraba un récord de casi 2,37 millones de contribuyentes que declaraban al fisco rendimientos por arrendamientos.

Lo cierto es que las tensiones entre oferta y demanda, la escalada en los precios de las rentas y la aparición del fenómeno del piso turístico han puesto sobre el tapete la necesidad de una nueva regulación, al menos para buena parte del arco parlamentario. Pero la complejidad estriba en que este nuevo escenario deberá recoger una realidad muy diversa.

Barcelona, Madrid, Palma de Mallorca, San Sebastián y Bilbao son las únicas cinco localidades españolas con un precio superior a los 10 euros en el metro cuadrado por alquiler, según los datos de Anticipa. Unas rentas que marcan una gran diferencia con las del resto del estado. Pero la necesidad de que el nuevo marco normativo recoja estas dos realidades no puede dejar de esconder un hecho trascendental para el sector inmobiliario español, que el alquiler ha pasado de patito feo a cisne del mercado. Y de nuevo las cifras avalan la afirmación: en 2016 de un total de 828.000 transacciones en vivienda principal, 537.000 fueron de alquiler frente a las 291.000 de compra.

Crece la oferta de alquiler

Un dato que recoge esta transformación es que el parque de vivienda español empieza a aclimatarse al nuevo escenario. De hecho de los 2,7 millones de viviendas en alquiler que registraba en 2011 ha pasado a los 3,1 millones de 2017. En el mismo periodo el conjunto de vivienda principal pasó de 17,9 millones de unidades a las 18,5 millones del año pasado.

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