Según el informe Ciudades y cambio climático, elaborado por Hábitat-ONU, las urbes solo ocupan el 2% del territorio del planeta, pero son responsables del 70% de las emisiones de gases contaminantes.
Por tanto, debemos concebir otro tipo de localidades para acoger a una población cada vez más urbana; ciudades que no solo reduzcan al mínimo las emisiones, sino que ayuden a eliminar los gases nocivos.
Este ambicioso objetivo ha inspirado al arquitecto italiano Stefano Boeri para diseñar Liuzhou Forest City, la primera ciudad-bosque del mundo que ya ha recibido los permisos y el capital del gobierno de China para comenzar a levantarse en 175 hectáreas a la orilla del río Liujiang, en una zona montañosa de Guangxi al sur del país. Las obras se iniciarán el año que viene y se espera que se prolonguen hasta finales de 2020.
Ya están proyectadas las áreas residenciales que acogerán a unas 30.000 personas, al igual que los bloques de oficinas, las zonas comerciales y recreativas, los hospitales y las escuelas. Cada uno de esos edificios tendrá una cubierta verde con terrazas, azoteas y fachadas, un auténtico bosque urbano formado por más de 40.000 árboles y alrededor de un millón de plantas de cien especies distintas.
Gracias a esa masa vegetal se prevé que la ciudad llegue a absorber al año 10.000 toneladas de CO2 y 57 toneladas de otros gases contaminantes, al tiempo que produce unas 900 toneladas de oxígeno, de modo que los residentes podrán respirar un aire prácticamente puro.
Autosuficiente y sostenible
Pero no se trata solo de eliminar contaminantes, sino de reducir las emisiones casi a 0 para lograr un entorno limpio. La Liuzhou Forest City dispondrá de instalaciones geotérmicas y plantas solares que la harán autosuficiente en el consumo de energía renovable.
El transporte también será verde. Se prevé que todos los vehículos sean eléctricos o híbridos. Además, la ciudad-bosque estará conectada con la cercana localidad de Liuzhou a través de un tren eléctrico y una carretera con puestos de recarga para las baterías de los coches.
Esta impresionante cubierta vegetal tendrá otros beneficios que harán más confortable el entorno para sus habitantes. Por ejemplo, las plantas ayudarán a regular la temperatura exterior tanto en invierno como en verano, y servirán de aislante natural para las viviendas, mejorando la climatización y disminuyendo los ruidos. Igualmente, contribuirá a preservar la biodiversidad de las especies locales, tanto de pequeños animales como, sobre todo, de aves e insectos.
“Por primera vez en China y en el mundo, un asentamiento urbano innovador combinará el reto de la autosuficiencia energética y el uso de energías renovables con el desafío de aumentar la biodiversidad y reducir eficazmente la contaminación del aire en las zonas urbanas gracias a la multiplicación de las superficies vegetales y biológicas”, ha explicado Stefano Boeri.
Liuzhou Forest City promete convertirse en un modelo para otras nuevas ciudades y para una transformación paulatina de las que ahora conocemos. El futuro urbano debe ser verde. No hay otro camino.