El cemento en el sector de la construcción

Caliza, arcilla y yeso: la fórmula esencial que ha permitido a la humanidad levantar edificios cada vez más grandes y seguros. Su uso, que se remonta a la Antigua Grecia, supuso una revolución económica similar a la que propiciaron la máquina de vapor, la electricidad o el ordenador.

¿Es posible imaginar un mundo sin cemento? Tal vez pero, ¿cuál sería su coste? ¿Cuántos bosques hubieran desaparecido para construir las ciudades? ¿Cuántas construcciones hubieran soportado el paso del tiempo? ¿Cuántas vidas se hubieran perdido por las inclemencias del clima o por el fuego?

Evolución del material

Desde las primeras mezclas de calizas y arcillas calcinadas de la Antigüedad hasta los más modernos compuestos (Porland, puzolánicos, blancos, siderúrgicos…), el cemento ha ido evolucionando e incorporando otros elementos, como cenizas volcánicas, hierro o diferentes sulfatos. E incluso ha dado lugar a otros materiales como el hormigón, que es básicamente cemento mezclado con grava, arena y agua.

Su elaboración no resulta complicada y los elementos necesarios son abundantes en la naturaleza, lo que permite que cualquier país puedan contar con su propia producción. Esto supone un beneficio económico sustancial, sobre todo para las zonas menos desarrolladas.

Impacto económico

El mayor inconveniente es que, por ahora, no existe ningún proceso para reciclar los escombros de cemento. Esto hace que la demanda en las fábricas sea continua aunque sujeta a la evolución del mercado en cada país. De hecho, su gran consumo es un buen indicador del estado de la economía.

Sólo hace falta echarle un vistazo al gráfico de la evolución de la demanda de cemento en España para identificar los periodos de crisis: decreció a mediados de los 80 para volver a subir con fuerza. Este proceso se repitió a mediados de los 90.

Desde ese momento tuvo un incremento sin precedentes hasta alcanzar su cota máxima en 2007, con 54,7 millones de toneladas. En 2013 llegó a su mínimo: 13,7 millones de toneladas, para empezar a repuntar el año pasado (13,9 millones).

El dato de la demanda durante los cinco primeros meses de 2015 lo ha publicado recientemente Oficemen, la patronal de las empresas productoras de cemento: aumentó un 8,7% respecto al mismo periodo de 2014, sumando 4,53 millones de toneladas en lo que llevamos de año.

Concretamente, el pasado mes de mayo finalizó con un crecimiento del consumo de un 5,4%, según Oficemen, lo que supone haber rebasado el millón de toneladas mensuales (1,02). Este dato significa enlazar nueve meses consecutivos de aumento interanual en la demanda de cemento, si bien los resultados de mayo arrojan una moderación en relación al 13% contabilizado en abril.

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