Incheon, la tercera ciudad más importante de Corea del Sur, es el escenario donde ha empezado a construirse El Infinity Tower, un colosal edificio que alcanzará los 450 metros, lo que le convertirá en el sexto rascacielos más alto del mundo. Pero no será la altura su principal característica, ni siquiera el espectacular diseño de prismas superpuestos y estilizados. Lo que hará de él un edificio único es su invisibilidad. O, para ser más precisos, un asombroso sistema de camuflaje que generará esa ilusión óptica.
“En lugar de simbolizar la habitual arrogancia de este tipo de edificios y ser una de las más altas y mejores construcciones del mundo, nuestro objetivo es levantar el primer rascacielos invisible, mostrando una tecnología innovadora y un modelo completamente nuevo de lo que se entiende por una torre de observación”, ha señalado Charles Wee, presidente de GDS Architects, empresa encargada del proyecto.
Para lograrlo, se instalarán cámaras en tres alturas del edificio, repartidas en las seis fachadas con las que contará. Las imágenes que capten (en 360 grados) serán procesadas por un programa informático que elaborará con todas ellas una imagen de conjunto que será transmitida a 500 filas de pantallas LED, añadidas a la estructura exterior. Será un gigantesco puzzle visual que tendrá el mismo efecto que el camuflaje biológico de los camaleones: el completo mimetismo (de luz, color, sombras y contrastes) con lo que le rodea.
La Infinity Tower pretende ser un hito por sus dimensiones, pero no lo es por su concepto. La ‘invisibilidad’ en la arquitectura, entendida como la integración de las construcciones en su entorno, ha sido un modelo que comenzó a desarrollar el maestro Frank Lloyd Wright a través de la llamada arquitectura orgánica, y que han seguido muchos otros diseñadores.
La evolución tecnológica y de los materiales ha permitido que lo que antes se pretendía lograr con diseños irregulares, juegos de colores y elementos naturales (piedra, plantas…) hoy se consiga con sistemas ópticos, pantallas, espejos, superficies reflectantes, videocámaras y mallas miméticas.
Entre la experimentación y el juego
De alguna manera, esta tendencia parece querer renunciar a la arquitectura como expresión creativa desde el momento en que se niega su visión: hay que intentar que el edificio no exista para que sea perfecto. Muchos proyectistas están experimentando con el mimetismo, dando como resultado obras tan sorprendentes como notables. Te presentamos algunas de ellas:
- Optical Glass House (Hiroshima, Japón). Una casa diseñada por Hiroshi Nakamura quien trató de construir mediante ladrillos de vidrio un espacio que aislase del ruido pero que mantuviese a sus residentes continuamente en contacto con lo que sucede en el exterior. “El escenario silencioso y sereno de los coches y los tranvías que pasan da riqueza a la vida en la casa”, explica el propio Nakamura.
- MIT Media Lab (Cambridge, EE.UU.). Diseñado por Fumihiko Maki. Una construcción de 50.000 metros cuadrados de cristal transparente para ver la ciudad a través de él. Sus líneas se confunden en la perspectiva del trazado urbano.
- Pinnacle at Symphony Place (Nashville, EE.UU.). Creado por la Pickard Chilton Company, este rascacielos juega con la luz gracias al enorme volumen de cristal reflectante que cubre la imponente estructura. Por la noche, el efecto continúa gracias a un sofisticado sistema de lámparas LED.
- The Cira Centre (Filadelfia, EE.UU.). Diseñado por Cesar Pelli, este muro de cristal (plateado para lograr un mayor efecto espejo) logra que más que reflejar el cielo, forme parte él. Sin sol, una cortina de luz interior convierte la fachada en una pantalla que difumina colores y sombras.
- The Cadyville Sauna (Nueva York, EE.UU.). Creación de Dan Hisel. Un experimento menor que el anterior, pero igual de interesante: el espacio está construido junto a un muro natural que a la vez sirve como pared interior. El resto son espejos que juegan con la percepción del observador.
- The Mirror Cube (Harads, Suecia). Obra del estudio Tham & Videgard, es un cubo suspendido entre los árboles que alberga una de las habitaciones del Treehotel, un conjunto de alojamientos construido en un bosque. Los seis lados son ventanas reflectantes por fuera y transparentes desde el interior.
- The Cairns Botanic Gardens (Cairns, Australia). Diseñado por el estudio Charles Wright, sus proyectistas explican así su obra: “El propósito era utilizar el reflejo de los jardines para camuflar el edificio”. Lo consiguen con espejos en una estructura de líneas curvas.