En este frío invierno la biomasa te ayuda a reducir los gastos en calefacción

La biomasa es una tecnología muy madura en Europa que, hace más de una década, llegó a España para quedarse. Es la fuente de energía que proviene de la materia orgánica de origen biológico. Por ejemplo, si quemas leña en una estufa para obtener calor, hablamos de biomasa, de la que obtenemos un valor o rendimiento energético al que llamamos biocombustible, y del que tenemos tres tipos:

  • Biocombustibles sólidos: leña, paja, astillas, pellets, briquetas, carbón vegetal.
  • Biocombustibles líquidos: bioetanol, biodiesel.
  • Biocombustibles gaseosos: biogás.

Los que utilizamos habitualmente en el sector doméstico son los pellets, las briquetas y las astillas. Los dos primeros son muy adecuados para estufas de salón y pequeñas calderas, y las astillas están indicadas para instalaciones de gran potencia en edificios con mucho consumo, ya que su precio por unidad de energía es mucho menor.

La biomasa es la “estrella”, entre las tecnologías que se nutren de las energías renovables, cuando hablamos de fuentes que se nutren de calor. Actualmente, es capaz de hacer frente económicamente a las clásicas calderas de gasoil porque el combustible resulta mucho más económico y, en el caso de las instalaciones con gas natural, también supone una inversión rentable a largo plazo por la estabilidad del precio de la biomasa (al menos hasta el día de hoy), algo poco habitual en el caso de los combustibles fósiles.

Poniendo cifras a la realidad

Victoria Gutiérrez del Villar, responsable del departamento técnico de Energía Solar-Biomasa-Geotermia de Cenit Solar nos ofrece dos ejemplos comunes para que nos hagamos una idea de cómo se utiliza actualmente esta energía:

  • Vivienda unifamiliar de unos 250 m2. Si suponemos un coste de instalación de una caldera domestica de 25 kW de potencia, más un depósito adosado de alimentación manual, de 4.500 – 5.000 €; se podría amortizar esta inversión en unos 4 años (respecto al gasóleo), o en unos 6 años (respecto al gas). Aunque nuestro sistema actual funcionase correctamente, el ahorro económico generado con el cambio de combustible hace viable la inversión en un nuevo sistema abastecido con biomasa.
  • Una comunidad de propietarios de 30 viviendas desea sustituir su vieja caldera de gasoil por una de biomasa, con silo de alimentación totalmente automatizado. El coste de la inversión para esta instalación podría rondar los 150.000 € para una caldera de 300 kW. Normalmente cuando hablamos de estas cantidades, las empresas suelen ofrecer un llamado “Contrato de Servicios Energéticos” como manera de financiación durante unos 10 años. De esta manera se hace frente al pago de la instalación con el dinero que se va ahorrando en la factura de gasóleo, ya que la biomasa tiene un coste inferior a la mitad.

 

¿Qué ventajas ofrece la biomasa respecto a los combustibles fósiles?

  • Precio. Es la forma más barata que hay actualmente para obtener calor en el sector residencial. Podemos ver los precios más actualizados en IDAE (Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía). En Agosto de 2013, el litro de gasóleo C costaba 0,914 €/l; mientras que los pellets de madera estaban a 0,16€/kg.
  • Origen renovable. Lo obtenemos de la naturaleza y además es inagotable. Los combustibles fósiles no están garantizados a muy largo plazo.
  • Ciclo de CO2 nulo. A pesar de que cuando quemamos leña, producimos emisiones contaminantes, estas son aproximadamente un 40% menores a la cantidad de dióxido de carbono que es capaz de absorber la planta durante su ciclo de vida (mediante la fotosíntesis). Por eso, cuando realizamos una certificación de eficiencia energética de una vivienda y medimos sus emisiones, si contamos con una instalación de biomasa, podemos considerarlas nulas, lo que permite obtener una calificación A (ahorro).
  • Reduce la dependencia energética del exterior. La encontramos a nivel autonómico o local sin esfuerzo alguno, mientras que el gas natural o el fuel debemos importarlos del exterior.

Algunos inconvenientes:

  • Mayor mantenimiento. Genera más cenizas y residuos que una de gas o gasóleo, por lo que nos obliga a estar más pendientes de ella.
  • Alta inversión inicial. El coste de instalar una caldera de biomasa es superior al de una tradicional.
  • Necesidad de espacio. Como no queremos estar llenando a sacos su depósito diariamente, lo más lógico es instalar un depósito para poder automatizar totalmente el sistema. Esto supone una inversión adicional en obra civil y en espacio físico dentro de nuestra comunidad de vecinos u hogar en concreto.
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