Jardín interior en un piso, ¿locura o realidad?

Conjugar la palabra utopía en cualquier contexto relacionado con diseño, interiorismo o arquitectura supone asumir el riesgo de acercarte al terreno del desconocimiento. Si bien es cierto que el ritmo ha descendido en la actualidad, la arquitectura ha experimentado durante los últimos años un rápido avance en campos como la innovación, aparición de nuevos productos y aplicaciones varias.

Las nuevas mejoras, vías de estudio o modelos de explotación han calado incluso en sectores aparentemente poco receptivos a la tecnología o a la innovación como es el caso que nos ocupa: la jardinería.

En poco tiempo hemos asistido a la colonización vegetal de viviendas, locales comerciales y edificios públicos desterrando la percepción anterior de vegetación. Hemos abandonado el concepto planta. La presencia de vegetación ya no es puntual, planta a planta. Ahora tenemos la posibilidad de tapizar superficies tanto en horizontal como en vertical e incluso prescindiendo de básicos dentro de este sector como pudieran ser la luz natural, el mantenimiento o el propio sustrato o tierra.

Patrick Blanc, botánico francés inventor de los denominados jardines verticales, nos abrió las puertas al disfrute de la vegetación en todo tipo de espacios y superficies. Los jardines o muros vegetales inventados por Blanc aportaron dos características fundamentales para su introducción: requieren poco mantenimiento y no ocupan superficie horizontal.

Mediante un método de cultivo denominado hidroponía, que ya era utilizado de forma eficiente por los aztecas, Blanc logró prescindir del sustrato o tierra, generando un hábitat idóneo para la vegetación entre dos láminas fibrosas de aspecto textil. Las plantas adquieren los nutrientes a través del riego automático con unos parámetros particulares reduciendo el mantenimiento al mínimo.

Al prescindir de la tierra, el consiguiente descenso de peso del cultivo y la reducción de las labores de mantenimiento, Blanc pudo disponer sus jardines en paramentos verticales de todo tipo y construyó a lo largo de los últimos años tapices vegetales por medio mundo. No hay más que echar un vistazo a la sección de Proyectos en su web.

Si bien en el pasado disponer de un jardín interior era sinónimo de suciedad, humedades, complicaciones de cultivo y, sobre todo, dependencia de unas condiciones climáticas muy particulares, gracias a los avances del botánico francés lo verde colonizó los espacios interiores más singulares.

Como decíamos anteriormente, otro factor importante y a tener muy en cuenta es la escasa superficie horizontal que ocupan estos jardines al existir la posibilidad de disponerlos en vertical. Así se obtiene por una parte un ahorro en costes, ya que los metros cuadrados en superficie son por los que pagamos y, por otra, un aumento de superficie de disfrute.

Tras Blanc han ido apareciendo otros modelos de jardines ya no sólo verticales, pensados y diseñados para diversos tipos de espacios, con más o menos mantenimiento y con poca necesidad de conocimientos para su cuidado. Aquí un resumen de los jardines verticales más habituales y un ejemplo de innovación y singularidad uniendo de forma complementaria dos campos como la jardinería y la iluminación. Mientras la vegetación aporta frescura y valores estéticos, la iluminación artificial consigue funcionalidad y contribuye al crecimiento y mantenimiento de las plantas.

En la actualidad todos estamos más sensibilizados con lo ecológico, lo verde, y somos más receptivos a este tipo de productos. Quizá esta situación también ha contribuido a la proliferación de diseños más naturales en los espacios que habitamos. Pero por encima de la tendencia, las ventajas que la vegetación introduce en nuestros hogares son mayúsculas. Veamos algunas:

  • Las plantas actúan como filtros de gases nocivos generando oxígeno y mejorando la calidad del aire.
  • Captan el polvo del ambiente y reducen su presencia en torno a un 20%.
  • Funcionan como atenuante acústico.
  • Sostenibilidad. Pueden abastecer parte de nuestra despensa.
  • Ventajas psicológicas y efectos relajantes.

Por otro lado, los matices que puede aportar la vegetación al interiorismo sensorial son múltiples y diversos, pudiendo jugar con los diferentes olores y sensaciones táctiles en beneficio de nuestros sentidos.

En definitiva, de locura nada. La utopía no es tal y las grandes extensiones de vegetación ya no son exclusivas de espacios exteriores. El único límite es nuestra imaginación. Atrévete a soñar y deja que tus sentidos lo disfruten.

Foto @marc0047, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0

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