Lugo tendrá el primer faro-hotel de España. ¿Quieres saber cómo es?

¿Tienes alma de aventurero? ¿Alguna vez has soñado con dormir en un lugar exótico? Ahora, vivir esa experiencia es posible porque el faro de la Isla Pancha (Ribadeo, Lugo) abre sus puertas para convertirse en el primero en acoger huéspedes en nuestro país. Una experiencia romántica que costará en torno a los 200 euros por noche.

Un proyecto muy ambicioso

Esta iniciativa llevada a cabo en 2014 por José Luis López Braña por fin verá la luz. El empresario de Ribadeo solicitó al Gobierno convertir los faros españoles que actualmente están abandonados en establecimientos turísticos. La iniciativa, después de tres años de licencias y reformas, verá la luz y el primer faro-hotel español abrirá sus puertas en Ribadeo, Lugo. Su localización no podía ser más genuina: la Isla Pancha, un enclave de lujo. La posada cuenta con un puente que lo conecta con el islote sin provocar “una intromisión” para sus habitantes, así como una carretera que atraviesa la costa.

 

Un faro que hace historia

Eran los encargados de orientar a los barcos de noche cuando la visibilidad en el mar era poca o ninguna. De hecho, durante muchos años, fueron los mejores guardianes de los pescadores españoles durante las travesías nocturnas. Sin embargo, hoy en día existen 187 faros en España que ya no se usan como tal, sino como salas de exposiciones, centros de naturaleza o museos, pero ninguno lo ha hecho como posada hasta ahora. Por eso, el proyecto Faros de España es un punto de inflexión y su finalidad es convertir estos enclaves tan singulares en un reclamo turístico, algo muy común en otros países como Chile, Australia, Noruega o Estados Unidos.

 

La isla de Pancha

El faro de la isla de Pancha estuvo en funcionamiento desde 1860 hasta 1983, más de cien años al servicio de pescadores y marineros que atravesaban la costa gallega. En sus 128 m2 de superficie y planta cuadrada, se levantó una torre de 6,7 metros de altura, con un balcón de hierro forjado y un torreón de planta octogonal. La primera vez que alumbró a los marineros fue en diciembre de 1860 proporcionando luz fija con un alcance de 9 millas. En 1980 se construyó otro que daba luz con un alcance de 21 millas, sustituyendo así al anterior. Sin embargo, no sería por mucho tiempo ya que en 1983 cerró sus puertas y quedó en desuso. Han tenido que pasar más de tres décadas para volver a abrir sus puertas aunque, ahora, será la posada de todos aquellos huéspedes aventureros que busquen una experiencia diferente.

Las reformas han respetado la estructura original del edificio, así como la escalera de caracol de hierro forjado por la que los clientes accederán hasta la linterna del faro y disfrutarán de unas maravillosas vistas de la ría de Eo.

El establecimiento tiene capacidad para 8 personas, repartidas en dos apartamentos. Cada vivienda está completamente equipada: cocina, dormitorios, cuarto de baño y en el exterior, una pequeña zona ajardinada donde los huéspedes podrán salir a pasear. No tiene ni cafetería ni restaurante, ya que el hotel no obtuvo la autorización para su construcción, y el coste por pernoctar allí ronda los 200 euros (cada piso), un precio asequible si tenemos en cuenta la singularidad del alojamiento.

Su privilegiada localización y el exotismo de dormir en un lugar como éste hacen presagiar que se convertirá en un reclamo turístico para Galicia en pocos años. Al menos, esa es la idea que persigue el Gobierno con este proyecto piloto: poner en valor las antiguas viviendas de los fareros que han quedado en desuso y convertirlas en singulares y atractivas estancias para los viajeros más curiosos e inquietos. De hecho, ya hay sobre la mesa otras diez peticiones similares para la explotación turística de faros en Almería, en la Isla de Tabarca y en Levante. Con un poco de suerte y en pocos años, también recibirán luz verde. ¿Qué os parece esta iniciativa?

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