“Sin duda la de la vivienda es la principal inversión que muchos españoles abordan a lo largo de toda su vida, pero luego cuesta afrontar reformas o rehabilitaciones a no ser que se consideren absolutamente imprescindibles”. La reflexión es de Yago Massó, director técnico de la Asociación Nacional de Fabricantes de Materiales Aislantes (Andimat), y trata de explicar la que califica de “cierta resistencia cultural” para mantener en condiciones óptimas nuestras viviendas, aplazando decisiones tan importantes como la reforma del aislamiento térmico.
La rehabilitación de la vivienda en España se aproxima al 24%, lejos del 40% de media en los países de la UE y aún más del 60% de Alemania, según datos de la Secretaría de Estado de Vivienda citados por Massó. A este hecho se suma que “en España existen más de 23 millones de viviendas construidas antes del año 2005, que no poseen ninguna medida de aislamiento o un aislamiento muy deficiente en su envolvente. Situación que convierte a nuestros edificios en auténticos depredadores de energía”.
Más que un gasto, una inversión
Por fortuna, esta situación convive en los últimos años con un entorno de cambio, con una creciente concienciación del ciudadano sobre las ventajas del aislamiento térmico de los edificios y de la propia vivienda. Las razones son múltiples y, la más obvia, ganar en confort. Pero hay otras poderosas en términos de ahorro: una vivienda optimizada puede reducir los consumos de energía en porcentajes superiores al 50%. Si a esta reducción de la factura se suma la posibilidad de beneficiarse de los planes de subvenciones estales y/o autonómicos, estas inversiones pueden amortizarse en un plazo de tres a cinco años.
Pero entre los beneficios de una vivienda convenientemente aislada destacan otros que inciden en la salubridad. Son la mejora del aislamiento acústico y la eliminación de condensaciones, humedades y posibles zonas enmohecidas. Por último, no se debe pasar por alto que el aislamiento térmico es la medida más sostenible que se puede tomar en la reforma de una vivienda: además de ahorrar energía reduce la emisión de gases con efecto invernadero.
Ahorro de hasta el 75% en calefacción
Son muchos los puntos de actuación a considerar en una rehabilitación de aislamiento. Entre ellos destacan las cubiertas, fachadas y cerramientos acristalados, pero también hay que prestar atención a las particiones horizontales y verticales del edificio, los suelos o las llamadas redes de transporte (tuberías y conductos), donde también hay grandes pérdidas de energía.
Según un estudio de Andimat, que analiza el aislamiento energético en un edificio de 28 viviendas, una reforma puede reportar reducciones de consumo energético de entre el 43% y el 65% gracias a triplicar el aislamiento de fachada, duplicar el de las cubiertas y huecos de fachada y mejorar en un 50% el de los suelos.
En opinión de Massó, “es un absurdo realizar una reforma de mínimos, porque los costes fijos en términos de las necesidades de obra de rehabilitación, tales como levantar andamios u horas de trabajo, van a ser los mismos en uno y otro caso”.
De este modo, en el citado ejemplo, la inversión por vivienda pasaría de los 5.771 euros de coste por vivienda para un primer nivel de rehabilitación con los valores mínimos, a los 6.384 euros de una rehabilitación mejorada. La diferencia sería de 593 euros, pero en el primer caso la demanda energética en calefacción se reduciría en el 75% y en el segundo en el 50%, lo que sin duda significa un importante ahorro en términos de consumo energético.
Obras subvencionadas
Otro punto importante a tener en cuenta para su financiación es la posibilidad de que los vecinos de este hipotético inmueble en Madrid puedan acogerse al Programa Pareer + Crece, impulsado por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo a través del IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía).
Este programa contempla ayudas mínimas del 30% sobre el coste de la envolvente térmica del edificio, siempre que se mejore en una letra su calificación energética. En el caso de mejorar dos, esta ayuda a fondo perdido puede ser del 35%.
Actuaciones desde el interior de la vivienda
Otro de los puntos clave para ganar aislamiento térmico son las ventanas. Las recomendaciones de Massó son optar por sistemas de PVC con doble acristalamiento de aislamiento térmico: “Disponen de un vidrio con un tratamiento de óxidos metálicos que permite mejorar las prestaciones térmicas hasta el 70% comparado con el doble acristalamiento tradicional”.
También existen soluciones de mejora para las paredes desde el interior. En el caso de que la vivienda tenga una cámara de aire, lo más adecuado es inyectar material aislante. Para los casos en los que no exista esa posibilidad, se procede aplicando una solución aislante sobre la pared y los techos que luego se cubre con una placa de yeso laminado. Esta solución puede aumentar el grosor en unos seis centímetros, por lo que tampoco es muy gravoso en términos de pérdida de espacio. En el caso de los suelos, se recomienda hacer inversiones cuando linda con zonas no habitables como un garaje. En esos casos, se procede aplicando una solución aislante bajo el solado decorativo.